lunes, 24 de mayo de 2010

Ciberturismo, una forma distinta de comprender al turismo.

Uno no sale de su asombro. Y es que la rapidez e intensidad de los cambios que están afectando a la sociedad está tocando también al turismo. Impresionante, simplemente impresionante lo que ya en ciertos artículos se dice en torno al ciberturismo.

Trabajos como el de Alfonso González Damián, para quien el ciberturismo, surgido de manera incipiente a partir de las tecnologías de información y comunicación –TIC- se va constituyendo como una forma distinta de comprender al turismo. La diferencia fundamental para el autor se halla en el análisis desde tres ejes fundamentales, los que a su vez muestran una tendencia hacia la desaparición completa del turismo como hoy se conoce, o al menos con los significados que tiene para la sociedad post-industrial.

Los tres ejes sobre los que se desliza la transformación del turismo hacia un posible ciberturismo parecen ser los siguientes:

La dilución de la línea que divide al tiempo de trabajo del tiempo de descanso, la cual originó históricamente los roles sociales de anfitrión y turista.
La supresión / multiplicación del territorio en el que se lleva a cabo el turismo, particularmente desde la forma en que se concibe estructuralmente para comunidades anfitrionas y emisoras de turistas.
La ruptura de la secuencia de momentos del turismo, con lo que se difumina la posibilidad estructurante de la vivencia turística, fundamental en la construcción de identidades.
En el inicio del siglo XXI ya se manifiestan algunas de estas transformaciones, sin embargo en la medida en que las tecnologías de información y comunicación se vuelvan más cotidianas y accesibles, el cambio se acentuará y se dará en breve tiempo.

La consecuencia de ello está en principio, en una necesidad de repensar las formas en que hoy se comprende, promueve, regula y coordina la actividad turística, las manifestaciones que conlleva y sus impactos sobre el territorio y en general su entorno social y natural.

Los espacios propios y ajenos compartidos por anfitriones y turistas, anfitriones-turistas, turistas-anfitriones y todas las combinaciones o nuevos roles que surgieran en torno a ellos, tendrán evidentemente un impacto importante en la conformación de las comunidades de sentido, de las identidades entre actores sociales y por consecuencia de la sociedad misma. Muy probablemente, bajo estas consideraciones el ciberturismo adquiera una categoría central en la configuración social de los años por venir. Tal vez nos encontramos, parafraseando a Lanfant (1978), ante una ciber – "turistificación de las sociedades actuales".

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